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El Valencia siempre despierta tarde

Remonta en la segunda parte un partido que encarriló el Alavés con dos goles en los primeros 15 minutos. Creció en juego y ocasiones al tiempo que se deshacía el equipo de Pablo Machín

Penalti de Hugo Guillamón a Ximo Navarro.

No consigue el Valencia cuajar un partido que no sea tirar una moneda al aire. Suma puntos a golpe de riñón, cuando la cuesta se empina y no queda más remedio que apretar los dientes. En Mendizorroza se repitió el guión de toda la temporada: en diez jornadas, los valencianistas se han visto condenados a la épica en siete, sobreponiéndose en las segundas partes a goles que le han puesto el marcador en contra antes de la media hora de juego.

No es capaz Javi Gracia de lograr un equipo fiable que salte al campo bajo el sonido de tambores de guerra. Ante el Alavés se volvió a ver un Valencia timorato a merced de un Alavés que ni sudó para sacar provecho. En 15 minutos había logrado una ventaja en el marcador que podía haber sido definitiva. No encuentra la tecla el navarro para que se refleje en el terreno de juego su estilo y se minimicen los errores que le han penalizado en este primer tramo del campeonato. No lo consigue. Ni en defensa ni en ataque. Su único sello es la apuesta por los canteranos y un explosivo despertar tardío en las segundas partes que, solo a veces, permite seguir sumando.

En Vitoria, la tarea se convirtió en mayúscula. Tenía Pablo Machín estudiado a su rival y apostó por dejar una defensa de tres para reforzar el centro del campo buscando un control al que los valencianistas suelen renunciar. No hubo tiempo de comprobar si su planteamiento era el adecuado porque de la primera jugada de ataque nació un córner que Ximo Navarro cazó de bolea para enviar la pelota al fondo de la red. No habían pasado ni dos minutos.

Con el Valencia grogui y pegado al borde de su área, llegó el segundo. Con Gayà desplegado en ataque, Ximo Navarro cogió su espalda y se aprovechó de una pérdida de Soler para driblar a Guillamón y plantarse en el área. Lo trabó el central con penalti y Lucas batió a Jaume.

45 minutos en los que los valencianistas no lograron pisar área rival y dieron tantas muestras de debilidad que se condenaron a la proeza. Como si necesitaran la adversidad para crecerse .Su aliado fue su contrario.

PASO AL FRENTE

Absolutamente cómodo en la primera parte, el Alavés se recostó en su ventaja y empezó a sufrir en la segunda. Machín remozó la delantera con Borja y Guidetti, buscando frescura para mantener el marcador, pero todo el equipo se cayó al tiempo en que el Valencia apretaba los dientes y daba un paso al frente.

La primera triangulación en todo el partido fue un aviso. Kang In asistió a Gameiro, que dejó el remate a Cheryshev. También buscó Gracia más descaro, con Guedes y renunciando al coreano entre líneas para hacer hueco a Vallejo. El gaditano, en una combinación con Yunus y Wass, dejó franco a Gameiro ante Pacheco, que se hizo grande para evitar el gol. Lo rondaba el Valencia y llegaron dos en cinco minutos.

Soler, más desinhibido que en la primera parte, filtró un pase a Gameiro que, generoso, le sirvió el tanto a Manu Vallejo. Apenas se había ajustado el Alavés cuando Soler sacó una falta que Guillamón convirtió en el empate con un testarazo. La resurrección, una vez más, se había producido.

Diluido el Alavés, que solo tuvo una ocasión de decantar el partido, el empate sabía a poco, pero Gameiro desperdició una contra de Guedes de manual con un extraño golpeo y Vallejo trató de hacerle un sombrero a Pacheco que no logró. Remendar los errores con goles no es el camino más fácil. Hay que aprender no cometerlos.

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