El conjunto de Zidane se despeña en Mestalla con tres penas máximas en un partido en el que se adelantó con gol de Benzema. Gayà y Soler, con un ‘hat trick’ desde los once metros, lideran al Valencia
Sangra y sigue. No está el Valencia dispuesto a quedarse en escombros. Bajo los pilares derruidos lucha por emerger agarrado a figuras como Gayà y Carlos Soler que auguran un nuevo liderazgo, un nuevo tiempo. En plena construcción, sin tener aún una idea clara de cómo quiere crecer, desangró a un Real Madrid que fue víctima de sus errores groseros en el área en una noche histórica. Tres penaltis fueron su condena y espolearon a un primaveral Valencia con más fe que fútbol, que no dudó en enterrarlos desde los once metros.
Esperaba Zidane un rival al que le quemara la pelota incluso como local, plano y propenso al fallo. Con algún matiz, fue lo que se encontró en la primera parte. Sin Casemiro, era la noche de dejar a Modric al cargo, auxiliado por Valverde, y soltar las riendas a Isco. Las dudas estaban en los laterales. Y con razón. A Asensio lo lanzó a pelear con Gayà, tratando así de proteger a Lucas Vázquez, y solo dejó el cabo suelto de cómo respondería Marcelo ante el joven y rapidísimo Yunus Musah.
Pronto se vio que los papeles estaban cambiados. El Madrid encontró su mejor argumento de ataque en la conexión Marcelo-Vinicius-Benzema, y el Valencia castigó una y otra vez la orilla derecha con un Gayà ofensivo y descarado ante la mirada de Zidane. Aun así, el conjunto blanco fue creciendo, empujando hacia el área de Jaume. Probó Asensio con un disparo que atajó el meta valenciano y se aprovechaba de cada pérdida de un Valencia que se soltaba pero de manera muy tierna.
Soler asumió la responsabilidad del juego, auxiliado por el talento de Kang In y escudado por el serbio Racic. De esta nueva sala de máquinas depende que el equipo de Gracia coja altura en esta Liga, con descaro y transiciones rápidas que asusten a sus rivales. Pero no funcionó como se esperaba y el Madrid consiguió que el partido fuera resbalando a su favor sin demasiada exigencia hasta que se le puso de cara en el minuto 23.
El Valencia cumplió con su guion más negro y encajó por sexta vez en la temporada un gol antes de la media hora. Benzema, en el pico del área se apoyó en Marcelo en el lateral del área y el brasileño le devolvió la pelota para que la colocara donde Jaume no llegaba. El marcador reflejaba quién mandaba en Mestalla.
Sin embargo, si en algo está entrenado el equipo de Javi Gracia es en navegar contra corriente. No puede encontrarse más obstáculos esta temporada. No se salió nunca del partido y se conjuró para que si había que morir, fuera de forma elegante.
El coraje se hizo carne en Gayà, que buscó una y otra vez de manera incansable el fallo de Lucas Vázquez, hasta que lo encontró. Le sacó un penalti por manos que vio claramente Gil Manzano pero que tuvo mucha intriga.
Atajó Courtois el lanzamiento de Carlos Soler, el rechazo lo volvió a enviar al palo y lo rebañó Yunus. El VAR chivó al colegiado que el inglés y Lucas Vázquez habían entrado en el área antes del golpeo y Soler repitió un lanzamiento sereno que, esta vez, el belga no pudo parar. Desde ese instante, el Madrid se diluyó
Al descanso, había perdido hasta el punto. Racic puso un pase en profundidad a Maxi que el uruguayo dirigió a portería y Varane ayudó a entrar ante un Courtois vencido. Otro error que, aunque Mestalla estuviera vacío, pesó como una losa. Ni siquiera el paso por el vestuario ayudó a espabilar al Real Madrid, que empezó a dar muestras de desquicie por impotencia.
IMPOTENCIA
Un chut al palo de Kang In les avisó de que la noche aún podía volverse más oscura. Gayà aún tenía gasolina para buscar una y otra vez el área y filtrar balones como el que Maxi hubiera cazado de no ser barrido por Marcelo. De nuevo Soler en el punto de penalti y el Valencia con dos goles de ventaja que hubieran enloquecido a su parroquia tanto como la última victoria en abril de 2019. No es Mestalla un campo propio para los blancos, que suman una victoria en los últimos siete años.
Ni reaccionar pudieron los de Zidane al golpe, porque llegaron una clarísimas manos de Ramos y otro penalti del que el VAR avisó a Gil Manzano. Courtois tampoco pudo atajar el lanzamiento de Soler ajustadito a su palo derecho. El centrocampista, inspirado en la plasticidad de los lanzamientos de Mendieta, cerró una noche gloriosa con un hat trick desde los once metros.
La pesadilla para el Real Madrid duró unos minutos más a pesar de la reforma integral que Zidane buscó. Se había mostrado el Valencia como un equipo vulnerable en este inicio de temporada, pero era imposible que no se dejara hasta la última gota de sangre para defender un resultado histórico que relanza a un equipo demasiado perdido en la tabla. No hay demasiadas oportunidades de descoser al Madrid, y menos de penalti.